Aceites · Memorias NILSA

Memorias Nilsa 2014
Aceites

Aceites

Un litro de aceite puede contaminar hasta mil litros de agua. Sí, esa pequeña cantidad de aceite que queda de freír unas patatas o un filete, por ejemplo. O esos restos de aceite que tiramos de la olla directos por el fregadero. Esos restos del aliño de la ensalada, del pescado, de las croquetas o de la paella. Un gesto tan sencillo como recogerlos en un recipiente y entregarlos en un punto limpio de recogida de aceite puede evitar la contaminación de miles y miles de litros de agua. Porque el aceite, por poca cantidad de la que se trate, es un líquido va a parar al agua residual a través del fregadero o del WC y contamina todo el caudal de agua con una dosis extra de suciedad.

No importa que el agua residual ya vaya sucia para que sea necesario no contaminarla más con líquidos como el aceite o restos de medicamentos, por ejemplo. Para qué hablar del mercurio que tienen dentro los termómetros, por ejemplo. Estos componentes cambian la composición del agua sucia y la vuelven más compleja para tratarla y, en algunos casos, imposible de limpiar del todo antes de devolverla al río. Por lo que la contaminación queda remanente en el caudal y, con el paso del tiempo, es capaz de transformar negativa y muy agresivamente el medio. Es lo que sucede con las mutaciones en peces, por ejemplo.

En el caso concreto del aceite, basta el gesto sostenible de recogerlo en un recipiente y entregarlo en un punto limpio para evitar males mayores. Además, esto nos hará repensar otros usos y es probable que ahorremos en consumo. Si tenemos la costumbre de echarlo por el fregadero, lo haremos de forma mecánica y distraída y no pensaremos que puede servir para freír varias cosas, por ejemplo. Sin embargo, si nos obligamos a tener un recipiente específico para guardarlo cuando ya no tiene más vida útil, es más que probable que pensemos en un uso alternativo más antes de desecharlo por completo.