Ayuda a la Navegación
Contenido
Hacemos las cosas por costumbre. Pero las malas costumbres pueden terminar por arruinar algo tanto o más que las malas intenciones. Por eso, hay que tener mucho cuidado en prevenirlas.
Tirar colillas por el WC, esparadrapos, tiritas, compresas, pañales, bastoncillos, uñas cortadas, pelos, restos de comida, restos de medicamentos y cualquier otra cosa de uso habitual que se nos ocurra es un error, un mal hábito, una forma equivocada de hacer las cosas. En primer lugar porque pueden atascar y dañar las tuberías y, en segundo lugar, porque todos esos sólidos deberían ir a la basura, al contenedor de restos orgánicos. Cuando esos restos llegan a la depuradora obstruyen el proceso de tratamiento de agua, lo debilitan restándole eficacia, por lo que las instalaciones gastan más energía y tienen más averías en los equipos electromecánicos.
Estos gastos no repercuten de forma directa en el recibo del agua, que lleva incorporado el canon de saneamiento, pero hay que tener en cuenta que estamos estropeando un proceso que se ha hecho con dinero de todos. Y que, cuanto más ayudemos a no entorpecerlo, mejor destino podrá tener el dinero de todos por más útil que estar dedicado a reparar lo que nunca debió romperse.
Así que hay que abandonar el mal hábito de utilizar el inodoro como si fuera el cubo de la basura. Los restos tienen un contenedor permanente muy cerca de la casa de cada persona, así que no cuesta nada meterlos en una bolsa y, si urge sacarlos de casa por descomposición o mal olor, acercarlos hasta el contenedor.
Arrojar cualquier cosa por el WC es una torpeza para las tuberías de nuestra propia casa y un entorpecimiento para el sistema de depuración en su conjunto.
Ayuda a la Navegación