Sistemas de depuración · Memorias NILSA

Nilsa.com
Biodisco Fangos Lagunaje Lecho bacteriano Lecho móvil aireado (MBBR)

Abogamos por la depuración biológica

La depuración biológica, basada en filtros de lecho bacteriano, ha sido el tratamiento convencional de NILSA en todas las plantas de Navarra. En casos que lo han requerido, hemos sumado otros tratamientos, como fangos activos o lechos móviles aireados, pero siempre sin procesos químicos, imitando el proceso de depuración natural del río, alterando lo menos posible las condiciones del agua.

El proceso natural de depuración implica que las piedras que hay en el fondo del cauce del río facilitan el crecimiento de bacterias, que se alimentan de los residuos que existen en el caudal, limpiándolo. Hemos procurado que el sistema de depuración de las instalaciones navarras "copie" al río. Aquí explicamos cómo a través de las cinco tecnologías empleadas.

1. Lecho bacteriano o filtro percolador
Consiste en tratar el agua residual en uno o dos filtros, que en su interior contienen relleno plástico o pétreo. Las bacterias crecen adheridas a este relleno y se alimentan de la carga contaminante, depurando el agua. Ofrecen buenos resultados y mucha estabilidad en el proceso.

2. Lecho biológico móvil aireado (MBBR, por sus siglas en inglés)
En este caso, las piezas de relleno plástico son muy pequeñas y flotan en el agua, con lo que ahorramos el espacio que ocupan los filtros. El sistema es similar al anterior y cada vez lo utilizamos en más plantas porque ahorra espacio.

3. Fangos activos
Inyectamos aire al agua residual para que el aumento de oxígeno favorezca la proliferación de bacterias que se alimentan de la carga contaminante.

4. Biodisco
Similar al lecho bacteriano, se adapta mejor que éste a condiciones climatológicas adversas, como pueden ser las de la zona Norte de Navarra.

5. Lagunaje
El agua permanece en unas lagunas artificiales tras haber sido tratada en el sistema de depuración secundario, que es el habitual, el de los filtros biológicos. Las lagunas constituyen, por tanto, un tratamiento complementario o terciario, que garantiza al máximo la calidad del agua y además, permite retenerla si fuera necesario.