Sanz, acerca del Parque Fluvial · Memorias NILSA

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Plano medio de José Ignacio Sanz

Acerca del Parque Fluvial

"En Munich estaba muy bien resuelto el tratamiento urbanístico en las orillas del río"

Pregunta: ¿Y cómo surge la idea del Parque Fluvial?
Respuesta: Yo había estado con mi familia en Munich de vacaciones en 1980. Veníamos en una furgoneta desde Checoslovaquia y, en un momento dado, la aparcamos y cogimos las bicis que llevábamos. Nos fuimos a dar un paseo desde las afueras de la ciudad hasta la casa de unos amigos en pleno centro. Estaban muy bien resueltos el tratamiento urbanístico en las orillas del río y la continuidad para poder ir con la bici. Aquello me pareció maravilloso y en el año 90 volví a verlo más despacio y con un interés más profesional.

P: No existían espacios así en Navarra…
R: El Arga, en Arazuri, presentaba por aquel entonces burbujeos permanentes de metano. Era imposible que en ese cauce pudiera haber vida. Aquello había que mejorarlo y en 1998 cuajó el proyecto sectorial de incidencia supramunicipal (PSIS) para crear el Parque. El entonces director general del Departamento de Medio Ambiente, Nacho Elorrieta, nos convocó a una primera reunión para tratar el tema. En la primera, nos dedicamos a escuchar. A la segunda ya acudimos con propuestas concretas. Una de ellas era la creación de un órgano de encuentro para todos los implicados, un Consorcio. A partir de aquí, planteamos la posibilidad de conseguir financiación de la Unión Europea. Pero los fondos de cohesión tomaron una clara orientación hacia infraestructuras de obligada prestación y recurrimos a los fondos regionales (FEDER), en los que cada región tenía autonomía para decidir su destino. Finalmente el Parque se vio económicamente respaldado por fondos FEDER, por inversión de los ayuntamientos, de NILSA y de los departamentos de Administración Local y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra.

P: ¿Había algún antecedente?
R: Yo estudié ingeniería industrial en San Sebastián y recuerdo que lo que es ahora el Peine de los Vientos era un espacio degradado. Hubo un proyecto de recuperación con Eduardo Chillida y ahora se ha convertido en un lugar emblemático de la ciudad. Es un ejemplo muy cercano de regeneración que yo siempre tuve en mente.

P: Y una vez arrancado, ¿cómo evolucionó el Parque de la Comarca de Pamplona?
R: Un plan de estas características no se termina nunca. Siempre hay que actualizar las tecnologías, las exigencias administrativas medioambientales, los usos sociales… porque las demandas evolucionan constantemente. Cuando terminamos la construcción del Parque, nos planteamos iniciar una campaña de educación medioambiental para escolares. Y desarrollar el lugar como un destino turístico. La gente siempre quiere ver cosas distintas, distraerse, divertirse mientras aprende, disfrutar del buen tiempo al aire libre… Y también es justo que acerquemos al ciudadano el destino de sus impuestos, así que dimos un impulso a este aspecto.

P: Hay quien opina que se echa de menos un complemento hostelero…
R: Bueno, un establecimiento de este tipo que no esté bien resuelto puede convertirse en un foco de problemas sociales, en un punto de conflictividad. Y también hay que reflexionar sobre otras dos cuestiones: la viabilidad económica y la inundabilidad. De hecho, contemplamos la posibilidad de que en la zona de La Nogalera, en Burlada, se ubicara algún tipo de restaurante en un acuerdo con la Escuela de Hostelería y no salió adelante porque la zona es inundable. La solución lógica es que el Parque se oriente a los establecimientos de restauración que ya existían y así ha sido.

P: ¿Y ahora qué queda?
R: Incorporar estas actividades en políticas de regeneración de espacios urbanos. Por ejemplo, en algunos países se celebran conciertos en vertederos totalmente recuperados para que los ciudadanos se conciencien de la importancia de recuperar el medio y comprueben la eficacia de las soluciones adoptadas con sus impuestos.

Así termina la entrevista. Con una idea lanzada al aire para ver quién la coge al vuelo. Con humildad, sin ampulosidades ni pizca jactancia. Sin ánimo aleccionador. Todo un ejemplo de uno de los rasgos más característicos de la inteligencia: la capacidad de asociar ideas recogidas de aquí y allá con absoluto acierto y certero sentido de la oportunidad. Relacionar conceptos, actuaciones en lugares y tiempos muy dispares para encajarlas en otra realidad, la del aquí y el ahora, e idear además la forma de hacerlas razonablemente factibles es algo más que perspicacia. Es preparación, pericia, innovación, talento, observación, experiencia y sensatez. Todo combinado en la medida justa para ofrecer juicios inteligentes. Excelente cóctel el de José Ignacio Sanz Arbizu.

Fotografía: Luis Azanza